Sensibilities

An attempt to make sense of things in a random universe, one Friday at a time.

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Leaving my footsteps for you to find and follow, my love.

23 April 2006

Big little big things

It’s been a month since I’ve last blogged. It’s been two months since I’ve last driven myself to Bicol. It’s been three years since I’ve last been to any beach. It’s been eight years since a husband has come home to me, to our bed, drunk at 4 a.m. and reeking of beer and some other woman. But remarkably enough, the current man in my life coming home to me a little tipsy this Saturday night at nine and murmuring about wanting to take something named “Honey Moon Tea” had a completely unexpected effect on me. It just warmed my heart and made me chuckle.

These days I’m taking things easy. Even at work, where things are hectic and schedules are tight, I still manage to keep things light and airy. Perhaps because of all the testosterone around me coming from armed and camouflaged men, I instinctively make it a point to be the feminine balance. Perhaps because I’ve also grown a little older, and thus don’t expect people, men, or the world to be perfect anymore. Or perhaps after all this time, I've finally realized what I really wanted.

The dust has mostly settled, and things have fallen into their new places, largely because they were set there by me with a new plan, a new look, a new direction in mind. It’s amazing what difference the fresh new presence of simple, everyday objects can make in a life. Now there are two chairs in front of my desk, where there used to be just one. There is another Macintosh laptop beside mine and it plays folk and country music, and uses my broadband mainly to practice sending emails with attachments, mostly to me. There are more cables to clutter my workspace. The four of the six pillows that used to keep me company in bed have now been relegated to the back of my closet because I don’t need them anymore. There are now five different shampoo bottles in my shower for one male scalp that needs to use a different brand everyday in order not to get dandruff. There are two toothbrushes beside the sink. My apartment at night now resonates with a low snoring that makes me sleep better than a mug of hot chocolate and a few pages of Henry James can.

And with these little changes and additions comes the negotiation with memories both good and bad. They have to be placed somewhere in the background now because their time is over. Remembering my difficulty with the memories when I first tried to do this years ago, I gathered my strength and steeled and braced myself for a difficult battle between my past and my future. At first I thought I had to beg, plead, cry, shout, cajole, bargain, threaten, drive a hard bargain like before, just to put these loud, vicious, livid, heated, gnashing memories where I want them, but this time it turned out to be quite easy. Almost out of their own volition they have slipped down smoothly, effortlessly, into the cool and moist depths of my sensibilities, leaving me free and unencumbered to move on. And that’s the thing about memories. They know when to let go of you. They know when you’ve learned your lessons. They know when you’re okay.

The tipsy man has now fallen asleep on my bed, and I can hear his snoring from here. Boys will be boys. Men will always drink. But this one drinks just with his troops in the camp about once or twice a month and is home at the stroke of nine in the evening and, though tipsy, makes it a point to be still lucid enough to tell me about his day, listen to my stories of my own day, drink “Honey Moon Tea,” and make love to me before he falls asleep listening to Asin with his large, heavy arm on top of me. There is a world of difference there. And the old memories are perfectly calm, perfectly silent.

Grandes cosas pequeñas grandes

"Big little big things" in Spanish

Se es un mes puesto que tengo pasado blogged. Se es dos meses puesto que tengo pasado conducido a Bicol. Se es tres años puesto que tengo pasado estado a cualquier playa. Se es ocho años puesto que un marido ha venido a casa a mí, a nuestra cama, bebido en 4 mañanas y apestar de la cerveza y de alguna otra mujer. Pero notable bastante, el hombre actual en mi vida que venía a casa a mí un poco borracho esta noche de sábado a las nueve y susurrando sobre el deseo tomar a algo "Honey Moon Tea" tenía un efecto totalmente inesperado en mí. Calentó mi corazón y acaba de haceme risa.

Actualmente estoy tomando las cosas fáciles. Incluso en el trabajo, donde están agitadas las cosas y los horario son apretados, todavía manejo guardar la luz de las cosas y airy. Quizás debido a toda la testosterona alrededor de mí que viene de hombres armados y camuflados, por instinto le hago un punto para ser el equilibrio femenino. Quizás porque también he crecido un poco más viejo, y no espere así que la gente, los hombres, o el mundo sean perfecto más. O quizás después de todo este vez, finalmente he realizado lo que realmente deseé.

El polvo ha colocado sobre todo, y las cosas han caído en sus nuevos lugares, en gran parte porque fueron fijadas allí por mí con un nuevo visión, una nueva mirada, una nueva dirección en mente. Es asombrosa qué la nueva presencia fresca de objetos simples, diarios puede diferenciar en una vida. Ahora hay dos sillas delante de mi escritorio, donde era apenas uno. Hay otra computadora portátil de Macintosh al lado el míos y juega música de la gente y de país, y utiliza mi de banda ancha principalmente para practicar el enviar de email con los accesorios, sobre todo yo. Hay más cables para estorbar mi espacio de trabajo. Los cuatro de las seis almohadillas que me mantenían compañía cama ahora para haber sido relegado a la parte posteriora de mi armario porque no las necesito más. Ahora hay cinco diversas botellas del champú en mi ducha para un cuero cabelludo masculino que necesite utilizar una diversa marca de fábrica diaria en orden para no conseguir la caspa. Hay dos cepillos de dientes al lado del fregadero. Mi apartamento en la noche ahora resuena con roncar bajo ese las marcas yo sueño mejor capaz que una taza de chocolate caliente y de algunas páginas de Henry James.

Y con estos pequeños cambios y adiciones viene la negociación con las memorias buenas y malas. Tienen que ahora ser colocadas en alguna parte en el fondo porque su tiempo encima. Recordar mi dificultad con las memorias cuando primero intenté hacer hace estos años, recolecté mi fuerza y steeled y me apoyé para una batalla difícil entre mi pasado y mi futuro. Al principio I pensado que tuve que pedir, abogue por, grite, grite, cajole, estipule, amenace, conduzca un negocio duro como antes, apenas para poner estas memorias ruidosas, viciosas, lívidas, calentadas, gnashing donde las deseo, solamente este vez resultó ser absolutamente fácil. Casi fuera de su propia volición se han deslizado abajo suavemente, sin esfuerzo, en las profundidades frescas y húmedas de mis sensibilidades, dejándome libremente y unencumbered para moverse encendido. Y ésa es la cosa sobre memorias. Saben cuándo dejaron para ir de usted. Saben cuándo usted ha aprendido sus lecciones. Saben cuándo usted es aceptable.

El hombre borracho tiene dormido ahora caída en mi cama, y puedo oír el suyo que ronca de aquí. Los muchachos serán muchachos. Los hombres beberán siempre. Pero éste bebe apenas con sus tropas en el campo alrededor una vez o dos veces un mes y es casero en el movimiento de nueve de la tarde y, aunque borracho, le hace un punto todavía para ser bastante lúcido decirme sobre su día, escuchar mis historias de mi propio día, bebida "Honey Moon Tea," y hacerme amor antes de que él se caiga el escuchar dormido Asin con su brazo grande, pesado encima de mí. Hay un mundo de la diferencia allí. Y las viejas memorias son perfectamente tranquilas, perfectamente silencioso.

[Through Babelfish]